La respuesta es algo ambigua. Realmente, es ‘vox populi’ que el creador del boli es el húngaro Ladislao José Biro, aunque en realidad se inventó algo antes. Te explicamos:
En 1888, un curtidor de pieles de EE.UU llamado John Laud puso una pequeña bola en un tubo de tinta para marcar líneas en las piezas, algo que con una pluma no era posible hacer. Así pues, se puede sentenciar que el primer diseño de este material de oficina en Alcobendas tan solicitado surgió gracias a este americano, pero su ‘bolígrafo’ tenía deficiencias: empleaba una tinta muy líquida y necesitaba que el cartucho estuviese del todo cerrado… en cualquier caso jamás llegó a patentar el invento, lo que nos lleva nuevamente a Biro:Antes de presentar su primer prototipo en 1931, el húngaro llevaba un largo tiempo estudiando el desarrollo mejorado de la pluma para evitar el atasco de la tinta. Al parecer, una vez mientras veía a unos niños jugando con una pelota se dio cuenta de cómo se dibujaba en el suelo una extensa línea al salir esta de un charco. De esta forma le vino la inspiración. Rápidamente elaboró una bola pequeña y así creó el boli que ahora mismo estás usando.
Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Biro, obligado al exilio, se fue a Argentina con su hermano y el socio de ambos. Ya en la capital, Buenos Aires, empezaron a trabajar en el perfeccionamiento de este primer modelo de bolígrafo: crearon una empresa y en un trastero con varios trabajadores y muy poco dinero llevaron su nuevo producto a las tiendas bajo el nombre de Birome.
Rápidamente empezó el boom del boli y su exponencial crecimiento. Durante la década de los 40 vendieron su primera licencia a la gran compañía, por aquel entonces, Eversharp y, en los 50, a la todavía vigente Bic; la compañía que realmente popularizó este accesorio para la oficina o el estudio.
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